El poder del erotismo está subestimado. Incluso, cada quien podría darnos una definición distinta del mismo. Muchas personas creen que es sinónimo de tener relaciones sexuales. La realidad es que implica más bien tener un encuentro sexual, y no solo con otra persona sino también con una misma.
El erotismo es la manera en la que usamos todo nuestro cuerpo para sentir placer (sí, ¡todo!). A mí me gusta decir que somos paisajes eróticos ambulantes y que la manera en que nos descubrimos y redescubrimos, favorece que conozcamos nuevos lugares de placer. Por supuesto, más que una mera investigación, el proceso suele ser muy disfrutable.
Si te preguntaran qué lugares de tu cuerpo todavía no han sido besados o acariciados, ¿cuál sería la respuesta? Creo que esa información sería el primer indicio de cómo está tu vida erótica.
Comienza contigo misma
Como en todo, hay que empezar por una misma. Entonces, el primer paso es tocarse. Y con ello no me refiero a ir directamente a los órganos sexuales, sino a explorar todas aquellas zonas donde podemos sentir rico y donde no es tan común nos atrevamos a viajar.
Por otra parte, te invito a realizar actividades que te hagan trabajar en su erotismo. Es decir, estar en contacto con las sensaciones que experimentas y determinar cómo reflejarlas a través de tu cuerpo. Las clases de baile son un gran punto de partida: belly dance, tahitiano, pole dance, ballet, salsa… ¡cualquier actividad que te permita sentir tu cuerpo en movimiento está bien!
Foto: Gudinni para Nupcias
Invita a tu pareja
Eventualmente, intenta trasladar lo que aprendiste hacia tu relación de pareja. O sea, colaboren juntos. Algunas actividades que podrían realizar son:
1. Sesión de caricias.
Busquen armonizar en un espacio libre de distracciones, donde no hablen y estén totalmente desnudos, para poder acariciarse por turnos (sin tocar órganos sexuales). Para ello, hay que utilizar únicamente las yemas de los dedos y permitirse sentir y gozar. Al final, comenten cómo se sintieron y de qué se dieron cuenta. Les aseguro que hay un antes y un después en su vida sexual con esta experiencia.
2. Lecciones de baile.
Como aportación al mundo en común de la pareja, inscríbanse a unas clases que les permitan descubrir sus movimientos. Esto les va a permitir estar en mayor sincronía y redescubrirse desde otra perspectiva. Recuerda que todo es cuestión de práctica y hay que disfrutar del proceso en lugar de frustrarse.
3. Respiración sincronizada.
En total desnudez, siéntate frente a tu pareja, toquen sus corazones con las manos izquierdas, mírense a los ojos e intenten sincronizar su respiración. La respiración es algo muy natural, que si hacemos conscientemente, beneficia fuertemente nuestra vida sexual, ya que carga nuestro cuerpo de energía y permite que las sensaciones fluyan.
4. Exploren su sensualidad.
Esta nos va a permitir disfrutar. Trabajarla es de lo más fácil, solamente hay que prestar atención a la vida diaria con nuestros cinco sentidos. Cuestiones como bañarnos y percibir cómo se siente el agua, mirar el cielo con sus colores, tener el olfato muy pendiente, o cualquier cosa que colabore a que sientas desde distintos lugares que no sabías.
5. Compartan sus creencias.
Al final, el órgano más importante en la sexualidad es el cerebro. Entonces, hay que revisar las creencias que tenemos con respecto a cómo “tenemos” que vivirla, reflexionar si nos funciona o no para ser más plenas y hacer algo al respecto (como ir a terapia).
6. Autoestima sexual.
La manera en la que te sientes con tu cuerpo influye directamente en tu capacidad de autodisfrute. Para gozar hay que gozarse. Así que empieza por mirar tu cuerpo desde un lugar más AMAble. Recuerda que gracias a él, eres capaz de sentirte con otro cuerpo, ¿cómo no ser amable con lo que nos hace sentir maravillosos placeres?
En conclusión, vivirnos eróticamente es de lo más fácil. No se necesitan 100 aditamentos, sino lo que somos: cuerpo. Así que te hago la más atenta invitación a que te permitas tener una sexualidad más plena, ¡empezando por ti!
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